En esta entrada vamos a hablar de una de las actividades más entretenidas para los fotógrafos que disfrutan de la naturaleza y, en especial, de los animales en su entorno salvaje y natural. Hablamos de la fotografía desde los denominados "Hide" y en concreto de la fotografía de aves carroñeras, aunque, tal y como expondré, es habitual que aparezca en escena alguna estrella invitada de cuatro patas. Nos desplazamos en esta ocasión a la provincia de Segovia y en concreto al municipio de El Espinar.
Pero primero...
Un Hide Fotográfico no es más que un refugio dispuesto en una zona estratégicamente determinada en plena naturaleza. Desde estos escondites uno o varios fotógrafos podrán observar y sobre todo fotografiar la fauna del lugar sin ser detectados. La variedad de los hide es tan amplia como la imaginación permita, yendo desde los que simplemente se componen de una simple tela que cubre al fotógrafo con un pequeño agujero para sacar el objetivo, hasta los más completos, generalmente alquilados por empresas dedicadas a las actividades fotográficas, que cuentan con estructura, generalmente de madera, montando unos grandes ventanales ahumados denominados espía, que permiten ver perfectamente desde dentro, sin ser vistos desde el exterior.
La variedad de estos maravillosos hide también es enorme, pudiendo encontrar aquellos que se componen de un pequeño espacio con una silla en su interior, a otros con espacio para varias personas, con baño, camas para pasar la noche... un mundo.
Estos hide se encuentran en entornos absolutamente salvajes, donde los animales llevan a cabo su vida ordinaria permitiendo a los fotógrafos obtener tomas de los mismos desde distancias imposibles fuera de estas estructuras. Para asegurar, o más bien, maximizar las probabilidades de que los protagonistas de esta actividad aparezcan, los encargados de la misma disponen alimentos, elegidos en función de la especie a fotografiar. Del mismo modo, situan estrategicamente ramas, piedras, troncos... con el fin de que los animales se posen haciendo, si ocurre, las delicias del fotógrafo.
Obviamente, no todo es tan facil ni las distancias suelen ser tan cortas, pero desde luego las condiciones para obtener unas fotografías estupendas se maximizan y desde luego, la jornada para el fotógrafo no puede ser más entretenida.
Vamonos a Segovia...
Nuevamente, y tal como hice mención en otras entradas de este Blog, tengo que decir que las opiniones vertidas en esta página, tanto de las actividades, como de las empresas que las organizan, son absolutamente personales y sinceras, tal vez diferentes a las de otra persona que lleve a cabo esta misma actividad o contacte con las mismas empresas. Se trata por tanto de una opinión fundada en la vivencia y contada para aconsejar y orientar al lector de esta web, que tal vez trate de llevar a cabo la misma u otra actividad similar. Expondré por tanto las luces y las sombras de lo vivido siempre con la finalidad de que los errores no se repitan y las virtudes se aprovechen al 100%. Dicho lo cual...
Con unas ganas tremendas de llevar a cabo esta actividad fotográfica, y en base a las buenas opiniones que la empresa acumulaba en internet, me puse en contacto, a través de correo electrónico, con el Colectivo Azalvaro-Otea, con el fin de informarme de cómo se desarrollaría la actividad, disponibilidad de fechas, tipo de aves a fotografiar (Agosto desde luego no es la mejor época), material fotográfico imprescindible... en resumen, todo lo necesario para organizarme.
Inmediatamente recibí una llamada de José Aguilera, quien me puso al día de todos los pormenores de la actividad, hablando largo y tendido del tipo de fauna de la zona, las posibilidades de fotografiar distintas especies en base a la época del año en que la actividad se desarrolle, las características del hide, cómo llegar... en fin, una conversación del todo amena con un persona que no solo muestra un conocimiento absoluto de la materia, sino que es un auténtico enamorado de la naturaleza y como no, de su área de trabajo.
En concreto me informó que la actividad se encuentra organizada por OTEAFOTO (dejo el link a su web), organización que se encuentra integrada dentro de la ONG Colectivo Azálvaro. El hide "rapaces-bebedero" se compone de 4 plazas que integran incluso dos camas por si quien lo alquila decide pasar la noche fotografiando. Las tarifas de alquiler varían en función del número de personas que participen en la actividad, en nuestro caso, siendo dos, 90 euros por persona, importe que incluye tanto los traslados en 4x4 al hide, como el depósito de subproductos cárnicos en el muladar. En relación a esto, José nos comentó la posibilidad de incluir determinadas especies silvestres como reclamo que facilitarían la entrada de animales, hecho al que accedimos y fue todo un acierto.
Las principales especies que frecuentan el hide son Buitre negro (Aegypius monachus), Buitre leonado (Gyps fulvus), Milano negro (Milvus migrans), Milano real (Milvus milvus) y Busardo ratonero (Buteo buteo), acudiendo puntualmente otros taxones como el Águila real (Aquila chrysaetos), Águila imperial ibérica (Aquila adalberti), Cigüeña blanca (Ciconia ciconia), incluso aves paseriformes como los córvidos, o mamíferos como el Zorro (Vulpes vulpes).
Tras diversos contactos en los que fuimos cuadrando fechas para realizar la actividad en base a la disponibilidad de ambos, así como de las condiciones meteorológica de la zona establecimos fecha y hora. Una vez limpios los filtros... carretera y manta... A Segovia!!
Terrible madrugón, coche cargado con todo lo habido y por haber y ruta por la A-6 hasta Segovia y concretamente al punto de encuentro en la estación de servicio de El Espinar, donde muy temprano quedamos con José. Juntos nos trasladaríamos hasta las instalaciones del Colectivo Azálvaro, a medio camino entre el hide y la estación de servicio, para cargar su 4x4 con todo lo necesario. En menos de 10 minutos estábamos en el punto.
El hide se encuentra en una posición privilegiada del entorno, una posición amplia y despejada desde donde se observa la inmensidad del entorno. Cerca de la caseta, a escasos metros, se encuentran unas ramas y troncos estratégicamente dispuestas para que los animales que acudan a alimentarse se posen, oportunidad que será aprovechada por nerviosos fotógrafos tras los cristales.
Pocos hide he vistos tan cómodos y bien acondicionados como este. La verdad es que no le falta detalle. Amplitud, limpieza, ventiladores por si el calor se acumula, enchufes para cargar móviles, baterías, cobertura... la verdad es que no se puede pedir más. Nuestra experiencia en este aspecto no pudo ser mejor.
Una vez entramos en el hide, mientras José preparaba todo lo necesario sobre el terreno, nosotros preparamos el equipo (trípodes, objetivos...). Últimas instrucciones, se cierra la puerta, José se va y... a esperar!
A los pocos minutos empieza el espectáculo. Primeros córvidos que, atraídos por la comida, se dejan ver y sutilmente comprueban la calidad del banquete. Comienzan los disparos...
No obstante, tan solo 10 minutos después, como si de una tormenta se tratase, una nube de puntos negros se acerca desde una tremenda altura. Comienzan su descenso haciendo círculos sobre la zona y desde detrás del hide, desde nuestra espalda, como auténticos cazas en vuelo, entran en escena. Decenas de enormes buitres negros y leonados. El ruido en su cercano vuelo, la fuerza de entrada y de su contacto con el suelo... un auténtico espectáculo de la naturaleza que no puede dejar a nadie impasible. Es este el momento que todo fotógrafo aficionado a la naturaleza no deja pasar y por el que merece la pena levantarse cuando todo el mundo duerme.
Posteriormente, pasados únicamente unos intensos minutos, como si de una actividad organizada se tratase, aparecen los milanos. Preciosos milanos reales y negros que se entremezclan con los buitres para acabar de comer aquello que sus parientes les han dejado, aquellas partes que siempre sobran, una vez saciados tras comer el plato principal.
Así, numerosos milanos planean y hacen círculos frente al hide, regalando calculados vuelos que hacen que nuestros obturadores no descansen, lanzándose en picado sin dudar cuando ven la oportunidad y esquivando algún que otro picotazo de los todavía hambrientos buitres.
Pero en todo este espectáculo falta un protagonista. Un pequeño protagonista que a pesar de su enjuto cuerpo, hace que se provoque una brutal estampida frente al hide, no quedando ni un solo ave frente a nosotros. Un golpe de autoridad natural con la que marcialmente hace entrada en escena, y dispone de cuanta comida desea, un precioso zorro.
Llegado el medio día, y tras diversos contactos por whatsapp para comprobar si necesitábamos algo y convenir una hora de recogida, José nos vino a buscar al hide en el todoterreno.
Una experiencia más que recomendable en sí misma, pero que se encuentra perfectamente organizada y cuidada con mimo hasta el mínimo detalle por quien hace de su trabajo su pasión y dispone todos los medios para que la actividad sea un éxito. Gracias José Aguilera.
Hasta la siguiente actividad!! Un saludo!!!