Arrancamos este post haciendo mención a uno de los fenómenos de la naturaleza que atrae y moviliza a miles de personas en múltiples puntos de España. Una maravillosa actividad para hacer solo, en familia, con amigos... y como no, para disfrutar de la fotografía. Hablamos en esta ocasión de la Berrea.
Vaya por delante que lo que expondré en esta entrada, tanto de la actividad, como de la empresa organizadora, es una opinión personal y sincera, basada exclusivamente en mi experiencia, tal vez diferente de otra persona que desarrolle la misma actividad. No obstante, creo que de la lectura de esta entrada se pueden extraer una serie de elementos objetivos que determinan y condicionan el avistamiento de la Berrea en Asturias. Unos elementos que creo pueden ser tomados en cuenta si estás pensando en disfrutar de esta bonita, aunque complicada, actividad fotográfica en nuestra tierra.
La Berrea es la época de celo de los ciervos, un fenómeno natural que ocurre durante el mes de Septiembre y las primeras semanas de Octubre. En esta época concreta, los machos sufren importantes pérdidas de peso, motivadas por la menor ingesta de alimentos y los cambios hormonales que les inducen a luchar entre ellos de forma ritual, mostrando a las hembras las bondades de su genotipo y su atractivo físico natural.
Durante la mayor parte del año, los venados se organizan en rebaños determinados por su sexo. Por una parte los machos y por otro las hembras con sus crías. Sin embargo, al llegar Septiembre, los machos se alejan de su grupo y se aproximan a zonas donde la población de hembras es mayor, iniciando sus berreas con el fin de atraerlas, marcando al resto de machos su zona de influencia.
De cara a la fotografía, esta época de celo determina que los ciervos se hagan mucho más visibles, regalando espectáculos visuales y auditivos que debemos proteger y respetar. Las tomas que se pueden obtener son sencillamente espectaculares, así que, dejémonos de letra y vamos al lío.
Desde hace tiempo tenía ganas de fotografiar la berrea, si bien, por un motivo u otro, no había sido capaz de cuadrar las fechas. Así que este año, a principios de Agosto, me puse a buscar posibles empresas que organizasen la actividad en Asturias. Mucha gente se desplaza por su cuenta a diferentes localizaciones para presenciarla, pero si no conoces perfectamente la zona, el riesgo de pasarte el día caminando como pollo sin cabeza, monte arriba y monte abajo, es alta.
Después de teclear un poco en Google y atendiendo a las buenas opiniones, precio, seguros... me decidí por la empresa JARASCADA, una empresa que organiza el avistamiento en el Concejo de Aller. Rápidamente me informaron de todo, cómo se desarrollaría la actividad, las características del entorno, material fotográfico adecuado... Hay que tener en cuenta que no es lo mismo ir a presenciar la Berrea que a fotografiarla.
Entre otras cosas me indicaron que los guías reconocen la zona de forma prácticamente continua, utilizando 5 localizaciones para el avistamiento en función de donde se encuentren los ciervos. Para llegar a esos puntos, utilizan vehículos 4x4, por lo que el problema de cargar con trípode, objetivos... se minimiza.
Dado que el riesgo de tormentas para el fin de semana era alto, y antes de que los grupos estuvieran completos, decidí contratar dos salidas en dos fines de semana consecutivos, el domingo 25 de septiembre en jornada de tarde y el sábado día 2 de Octubre por la mañana.
Todo preparado así que...
Tras una breve charla sobre las características del lugar y unas serie de precauciones a tener en cuenta para no espantar a los animales con nuestra presencia... entregaron a cada integrante del grupo unos prismáticos para facilitar el avistamiento. Resueltas las dudas y sin perder el tiempo, nos subimos a los vehículos para alcanzar el lugar elegido, Foces del Pino.
A escasos 2 kilómetros del punto de partida, los todoterreno pusieron la tracción a las 4 ruedas y comenzaron una subida por una senda con el mismo nombre que el lugar, Senda de las Foces del Pino. Se trata de una vía muy transitada por los aficionados a la montaña, si bien el hecho de ir en coche, permite acceder a cotas menos concurridas.
Tras unos 15 minutos de ascenso, alcanzamos el primer punto de avistamiento. Un lugar desde donde se observa un profundo valle, el valle de las Foces del Pino. Un lugar precioso que recoge toda la grandeza de Asturias. Verdes praderas que cubren inmensos picos, cuyas cumbres se pierden entre la niebla. Un auténtico espectáculo.
A los pocos minutos de llegar comienzan las primeras berreas. El guía indica que este punto es uno de los más frecuentado por los ciervos, pudiendo encontrarse tanto en nuestro lado del valle como en el opuesto, y aquí... una primera reflexión. Lo que para el resto del grupo era algo sin importancia, para mí lo era todo. Que un ciervo estuviera en mi lado del valle podría permitir la fotografía, pero su presencia en el lado opuesto la haría imposible. A pesar de llevar un 600mm, las distancias son tremendas.
Y así fue. En un claro del bosque en la ladera opuesta del valle, descansaba un enorme macho junto a tres pequeñas hembras visibles con los telescopios de los guías, pero un único punto a través de mi objetivo. Disfruté mucho de esta localización y sus impresionantes vistas. Enormes montañas con los rayos del sol colándose entre la niebla que cubría las cumbres, pero hasta el momento, la cámara en la mochila.
Alrededor de las 19:00 horas nos dirigimos a un punto más bajo. Un lugar de la senda que da acceso a un gran claro en la ladera, generalmente frecuentado, a última hora de la tarde, por hembras de ciervo. La presencia de hembras atrae a los machos, así que cogimos los todoterreno y aparcamos en un punto próximo.
Tras caminar unos 200 metros, esperamos pacientemente ocultos por la maleza la presencia de los machos, acercándose únicamente uno de los guías a comprobar si el caballero decidía tener su momento de gloria.
Tras unos 10 minutos de espera apareció un preciso ciervo macho cuyo berreo retumbaba en todo el valle. Sencillamente espectacular.
Con el máximo sigilo nos dispusimos en una zona que nos permitía ver a los animales sin ser detectados. La distancia y las condiciones de luz, ahora sí, eran perfectas. Pero... justo en ese momento, se adentra caminado desde la senda, como aparecido de la nada y en dirección al centro del claro, un animal de dos patas portando una cámara de fotos con un objetivo que prácticamente tocaba el suelo. Este hombre decidió que lo mejor era meterse entre los ciervos para sacar, a menos de dos metros, la retina, y con semejante objetivo, el pensamiento del venado. Lógicamente... todo animal viviente en la zona, a excepción del sapiens sapiens, desapareció corriendo. La cara con la que nos quedamos los integrantes del grupo y los guías... sin duda, la mejor fotografía de la actividad. Increíble.
Aprovecho este espacio para recordar la importancia de tener siempre presente donde estamos cuando nos encontramos en un entorno natural, y más cuando hay animales salvajes entre nosotros, o nosotros entre ellos.
Claro que podemos hacer fotografías e integrarnos en el medio para ello, pero no debemos interactuar con los animales que queremos fotografiar. Ellos no deben verse influenciados por nuestra presencia modificando sus comportamientos y menos en un momento como la berrea. Lo importante no es la fotografía que podamos sacar en este momento puntual, sino poder seguir disfrutando de estos eventos naturales en un espacio mutuo de tranquilidad, sin que los animales se vean amenazados. Aconsejo una visita a este enlace donde podemos leer el Código Ético de AEFONA que nos recuerda cómo comportarnos en estos espacios.
Tras esta experiencia y la espantada general, el guía reconoció que muy probablemente los ciervos no volverían a salir al claro y permanecerían en el interior del bosque hasta la noche. Decidimos de todos modos quedarnos un rato por si el animal decidiera dar un paseo por la zona.
Aproximadamente una hora después, con unas condiciones de luz muy bajas, un magnífico macho se adentró nuevamente en el descampado, caminó unos 30 metros, dio media vuelta y se fue. Fueron únicamente unos segundos, seguramente por pura cortesía animal después la espera, pero suficiente. La escasísima luz permitía al menos distinguir al animal con prismáticos. Sin embargo, y a pesar de la cercanía, estas mismas condiciones no eran, ni por asomo, adecuadas para la fotografía. Diafragma abierto a tope, velocidad lo más baja posible teniendo en cuenta la focal y que el ciervo estaba en movimiento pero... ISO disparado. Un par de fotos y poco más.
Tras esta aparición estelar, el macho regresó al bosque y nosotros regresamos al punto de partida con los vehículos. A pesar del poco éxito, disfruté muchísimo de esta actividad y de la compañía de los guías y compañeros del grupo. Pasamos una tarde genial y del todo recomendable. Eso sí, por un motivo u otro, hubo poca suerte para las fotos.
El sábado 01 de Octubre programé una nueva salida con JARASCADA para tratar de obtener las fotografías. A lo largo de la semana intercambiamos diferentes mail y WhatsApp quedando nuevamente en el aparcamiento de la Iglesia de Collanzo a las 07:30.
Tras un madrugón de nota, allí estaba nuevamente en compañía de otro grupo. Algunos de sus integrantes también repetían actividad e incluso habían realizado otras actividades con los organizadores (astronomía, senderismo...). La verdad es que la disposición y profesionalidad de los guías es magnífica.
Tras una nueva charla y reparto de material, los guías convinieron que, dado que había jornadas de caza en la zona de Cardeo, lo mejor sería ascender a las cotas más altas de la montaña, a la zona de Chinares. En 4x4 ascendimos por las sendas y caminos hasta la zona. Es increíble por donde suben esos todoterreno como si nada.
Las vistas, nuevamente espectaculares. El amanecer en este entorno no tiene comparación. Nos situamos tras una valla en una zona despejada desde donde se divisaba un enorme valle. Nuevamente las distancias se convierten en un problema para la fotografía, pero tan solo 10 minutos fueron suficientes para que los guías supieran que en esa zona no habría suerte. Los cazadores, sus perros... habían movilizado y ahuyentado a los ciervos. Total ausencia de berrea.
Así que rápidamente a los coches y regresamos a la zona de la semana pasada, Foces del Pino. Aquel claro en el que habíamos visto varios ciervos con escasa luz. Ahora eran las 10 de la mañana de un día soleado y completamente despejado. Pero para nuestra desgracia, tarde. Al haber ido a una zona y tener que desplazarnos a otra diferente, cuando llegamos el área era demasiado tarde y la zona estaba muy concurrida. Cazadores, sus perros, fotógrafos, senderistas, corredores... ese sábado soleado con berrea no quería perdérselo nadie. Ni rastro de ciervos.
En términos generales, la actividad de la Berrea en Asturias es una maravilla. Un espectáculo de la naturaleza engrandecido por las características inherentes del entorno de esta tierra. Ver amanecer, con rayos de sol colándose entre la niebla que cubre las cumbres de inmensas montañas... no tiene comparación y hace que esta actividad, para cualquier aficionado a la naturaleza, no sea solo recomendable, sino obligatoria.
La organización por parte de los guías, y repito es una opinión personal y absolutamente sincera, nada me vincula a ellos, es de diez. Totalmente recomendable. Su profesionalidad, el trato con ellos, su conocimiento del entorno, su dedicación resolviendo dudas en cualquier momento es admirable. No dudéis en contactar con ellos para llevar a cabo esta u otra de las actividades que organizan en Asturias.
Pero vamos a lo importante, al fin de este artículo, la fotografía de la Berrea en Asturias.
Fotografiar la Berrea en Asturias es una actividad maravillosa pero TREMENDAMENTE COMPLEJA. Y es que lo que me he encontrado durante estas jornadas de fotografía es que existen toda una pluralidad de factores que pueden llevar al traste, y de hecho la llevaron, la sesión. Factores inherentes a las propias características del entorno en que se desarrolla la actividad. Esto no quita que un día te levantes con suerte y según llegues al valle, tengas a un estupendo ciervo berrando a 5 metros, pero las variables son tantas y sobre todo, tan impredecibles, que las posibilidades de que solo una de ellas se dé, y con ella la jornada completa se acabe, son lamentablemente, muy altas.
Trataré de enumerar alguno de estos factores que han dificultado la actividad y en general pueden complicar la fotografía de la Berrea en Asturias:
- Distancia: Uno de los elementos esenciales de la fotografía. Estamos en un entorno absolutamente natural, real y salvaje, donde los animales que tratamos de fotografiar campan a sus anchas. No estamos en una finca privada, en un hide o un coto limitado. Los organizadores de la actividad, como he repetido, conocen perfectamente el terreno y realizan un trabajo minucioso de campo para localizar la zona en la que se encuentran los animales, pero los puntos de avistamiento son los que son.
Todo esto hace que quien acude a escuchar la berrea y ver los animales con un telescopio o a través de unos prismáticos, vuelva encantado. Pero si lo que tratamos es de fotografiar, debemos tener la suerte de que la distancia se minimice y no podemos conformarnos con un punto en la distancia. La suerte, por tanto ,juega un papel principal en el éxito de la actividad y cuando se depende de ella, las posibilidades de fotografiar, se reducen.
- Luz: Otro de los factores fundamentales y limitantes en fotografía. La actividad de los venados durante la Berrea no es constante a lo largo del día, tendiendo a limitarse al amanecer y al atardecer. Esto hace que, lo que para el avistamiento de los animales carezca de importancia, para la fotografía es un factor absolutamente restrictivo, máxime cuando la climatología de la zona tiende a favorecer situaciones con escasa luz.
En mi primera jornada, cuando finalmente conseguimos tener al enorme macho al lado, las condiciones de luz eran tan escasas que el ruido en las fotos fue inevitable.
- Climatología: Como generalmente se dice, el verde hay que pagarlo. El clima de Asturias en esta época del año, no es en muchas ocasiones el más adecuado para la fotografía. Es muy posible que empiece a llover con fuerza y estamos a la intemperie. Lo que se resuelve para la mayoría con un paraguas, para el fotógrafo es un calvario. No solo dificulta la toma de fotografías, sino que pone en riesgo nuestro equipo si no se toman incómodas precauciones.
- Orografía: Una de las características más bonitas de Asturias es su paisaje. Enormes montañas verdes plagadas de árboles preciosos en los que disfrutar de la naturaleza como en pocos sitios. Un entorno muy diferente a otras localizaciones de nuestro país donde la estepa reina en interminables llanuras.
Disfrutar del paisaje y la fauna es el epicentro de la Berrea y más en la increíble zona de Aller. Sin embargo esas mismas virtudes de la tierra, pueden dificultar mucho la actividad fotográfica. Es habitual que los ciervos pasen la mayor parte del día descansando en la privacidad del bosque y solo, en esos momentos de la mañana o de la tarde en que se inicia la berrea, las hembras salgan a los claros de las laderas y posteriormente los machos. Es aquí donde los podremos fotografiar siempre y cuando la distancia, la luz, la climatología y como ahora veremos, la presencia de terceros, nos lo permita.
-Presencia de terceros: Uno de los factores más importantes en esta actividad. Nada podremos fotografiar si nada hay, y que haya o no, depende de que todos seamos conscientes de donde estamos y tengamos el respeto suficiente hacia lo que tratamos de fotografiar. Lamentablemente no siempre es así.
La Berrea es un evento natural que atrae a muchísima gente. Es un fenómeno cíclico pero puntual, que se limita a un espacio temporal muy concreto, lo que hace que, junto a la repercusión que se le da, una multitud de personas, bien de forma organizada, bien de forma individual, acuda a las zonas de interés para presenciarla.
Las empresas que organizan estas actividades son conscientes de todo ello, y con absoluto conocimiento de la sensibilidad visual y auditiva de los ciervos, tratan de minimizar el impacto de la gente, iniciando las actividades muy temprano y ascendiendo con sus vehículos a aquellas cotas difícilmente alcanzables por quien acude de forma individual careciendo de los permisos para circular por el monte.
No obstante, el poco cuidado y en ocasiones, el poco respeto de algunas personas, provoca que los animales se asusten y desaparezcan durante toda la jornada ocultándose en el interior del bosque. En tan solo una tarde, he presenciado gente que se ha metido entre los animales para tratar de fotografiarlos haciendo ruidos para llamar su atención, gritos de personas que ajenos a la Berrea pasean, en todo su derecho, claro está, por las sendas del monte, jornadas de caza... en general, un sin fin de circunstancias que de una forma u otra, dificultan el éxito de la actividad.
Es por todo lo anterior que la Berrea en Asturias, al menos desde mi experiencia, es un evento precioso, que cuanta con magníficos profesionales para organizarlo, algo digno de disfrutar, pero extremadamente complicado de fotografiar pues los condicionantes para estropear esta idílica escena son tantos, que es muy probable que no saquemos la cámara de la mochila o si la sacamos no consigamos lo que buscamos.
El consejo que te doy después de todo, es que seas consciente de las dificultades de fotografiar la Berrea y con ello, trates de disfrutar la actividad en sí misma. Es un evento maravilloso y más en esta zona. Si es posible, si las condiciones se dan, si un precioso ciervo aparece a tu lado y alguien no trata de hacerse un selfie con él, fotografíalo. Pero si no es posible, pasarás un día maravilloso en un entorno increíble y con gente con las mismas ganas de disfrutar que tú.
Hasta la próxima actividad. Un saludo!!